18 de marzo 2020
Como Escuela de Salud Pública y Asociación de Académicas y Académicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile hacemos un llamado URGENTE a las autoridades para que, junto con las restricciones de aislamiento social que se han abordado a través de la declaración de estado de catástrofe nacional, implementar otro conjunto de medidas en la línea de lo recomendado desde COLMED y sociedades científicas, donde participan académicos/as de nuestra casa de estudios, con el fin de quebrar la amenazante velocidad de transmisión del coronavirus (SARS-Cov-2).
En Chile, al 18 de marzo se han confirmado 238 casos. De acuerdo a análisis realizados con datos nacionales, se estima que los casos aumenten de manera exponencial en los próximos días, con el consiguiente riesgo para la población más vulnerable, como adultos mayores, personas con enfermedades crónicas, entre otros. Si bien la mayoría de las personas manifiestan síntomas leves, se ha estimado que el porcentaje que requerirá hospitalización es de 5% y un 1% soporte ventilatorio, siendo estos equipos críticos a medida que aumente el número de casos, por la tensión sobre el sistema y equipos de atención. Sabemos que la capacidad de la red pública se verá críticamente demandada, por ello, medidas de soporte y readecuación son urgentes, junto con el fortalecimiento de acciones de información a la comunidad y de primera respuesta en APS. Bajo el estado de excepción será importante poder contar con capacidad instalada en el sector privado.
El llamado a extremar las medidas para disminuir el ritmo de crecimiento y lograr un quiebre en la proyección de nuevos casos a través del aislamiento social, también implica anticiparse a sus impactos, planificando medidas de mitigación económica y de apoyo social. En esta línea, las desigualdades estructurales expresadas en cuestiones como la informalidad del trabajo, la precarización y la inseguridad de muchos hogares, generan escenarios donde el aislamiento social somete a críticas condiciones a una proporción importante de la población, donde las consecuencias también pueden ser graves.
Atenuar la rápida velocidad de propagación del virus otorga más tiempo para pensar en el contexto socio sanitario de la epidemia, por una parte la organización de servicios capaces de entregara la población afectada la mejor respuesta desde nuestro sistema de atención de salud y a la vez anticiparse con medidas de protección y soporte frente al impacto social y económico de las personas, el cual ya comienza a vislumbrarse.