(El Mostrador, 9 de septiembre de 2014)
Jorge Rodríguez T.
Jefe Programa Bioestadística, Escuela de Salud Pública UCh
El último estudio del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol (Senda), realizado en escolares desde 8° Básico a 4° Medio, mostró un importante aumento en el consumo de marihuana respecto al 2011. Las cifras actuales exhiben un incremento del 67,9% y del 56,9% para el período mensual y anual, respectivamente.
Este incremento en el consumo de marihuana también alcanza al consumo de otras drogas: el alcohol subió en un 6,2%, la cocaína en 12,5%, la pasta base en 4,5%, los inhalantes en un 30% y, finalmente, los tranquilizantes en un 26,7%. En particular, llaman la atención los índices de consumo anual de marihuana en los colegios particulares pagados, los cuales se incrementaron en un 79,5% en relación al período anterior.
¿Es que los estudiantes subieron su consumo, de un año para otro, en casi un 80%? O, como lo afirmó un representante de una institución de rehabilitación en la prensa, ¿es la polémica acerca de la legalización de la marihuana la causante de estas grandes alzas en el consumo juvenil?
Lo primero es relevar que estas cifras no son nuevas. En estudios realizados por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, entre los años 2006 y 2011, se observó que el consumo anual de marihuana era del 20,4%, siendo que, para ese mismo período, el Senda manejaba cifras de consumo que se ubicaban entre un 14% y un 15%. Nos referimos a una diferencia cercana al 60% entre los estudios de ambas entidades. Otra de las diferencias entre las investigaciones realizadas por dichas instituciones se relacionan con la edad de inicio en el consumo: mientras para Senda esta se sitúa en los 10 años, para la Escuela de Salud Pública comienza a los 9 años.
La diferencia radica en la metodología utilizada. Cabe destacar, que las investigaciones de la Escuela de Salud Pública utilizan el sistema de pares, en el cual los estudiantes se entrevistan mutuamente, esto por la tendencia, demostrada científicamente, a la subdeclaración ante estudios que indagan problemas sociales y/o legales, como es el consumo de drogas. Por ello es que la comunidad científica ha diseñado nuevas metodologías como bola de nieve, de pares, entrevistador de acceso privilegiado, etnografía, etc., para disminuir la subdeclaración. Esta desprolijidad está presente en la gran mayoría de los estudios nacionales sobre temas conflictivos, en drogas ilícitas y la frecuencia y cantidad en drogas lícitas, como el alcohol y tabaco.
Por lo tanto, es evidente que el aumento observado en los estudios de Senda sobre consumo de drogas entre 2011 y 2013, se debe –en especial– a que los jóvenes actualmente se atreven a declarar que consumen marihuana y otras drogas ilícitas, actitud que antes no tenían.
Es urgente que instituciones como el Senda mejoren los procedimientos de obtención de la información sobre consumo de drogas, considerando la subdeclaración. Así, también, es preciso evaluar la posibilidad de incorporar estudios más amplios con estudiantes de Enseñanza Básica, debido a que, desde el 2009, las investigaciones de la Escuela de Salud Pública han detectado consumo de drogas en escolares de 4° a 7° Básico, con un inicio desde los 9 años.
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