Destacado antropólogo médico español visitó la ESP

Destacado antropólogo médico español visitó la ESP

Alumnos de pre y postgrado, académicos y profesionales ligados al área de la salud asistieron al coloquio que contó con la presencia del Dr. Martínez, quien es autor de artículos y libros sobre las relaciones teóricas y prácticas entre salud y cultura. Entre sus publicaciones destacan los libros: “¿Has visto cómo llora un cerezo? Pasos hacia una antropología de la esquizofrenia”, “What’s behind the symptom? y “Antropología médica: Teorías sobre la cultura, el poder y la enfermedad”. Su último libro es parte del material de apoyo del Diploma en Antropología Médica en un Mundo Local y Global dictado por la ESP.

“Esta es una visita muy importante, porque es una de las voces más claras y críticas de la Antropología Médica contemporánea. Entre sus aportes fundamentales están cómo complementar los conceptos y teorías hermenéuticas y constructivistas con una praxis política en el abordaje de los procesos de salud y enfermedad; así como el papel de la etnografía como herramienta fundamental en la promoción de la salud y la atención primaria. En este sentido, su reflexión sobre la necesidad de avanzar hacia un modelo dialógico de intervención en salud es un insumo imprescindible en quienes trabajan en participación social, sobre todo en contextos de diversidad cultural y étnica”, explica la profesora Ana María Oyarce, académica del Programa Salud y Comunidad.

La académica resalta que la visita de Martínez Hernáez “significa un apoyo en la consolidación de la línea de Antropología Médica que ha impartido la ESP desde el 2014, con la visita de destacados antropólogos, como James Trostle y Lynn Morgan durante el diplomado de Antropología Médica y en la Escuela Internacional de Verano (2015). Esperamos que esta línea continúe desarrollándose en los próximos años con un magíster en Antropología Médica y, posteriormente, un doctorado”.

Respecto a nuevas posibilidades de interacción entre el docente y la ESP, la profesora Oyarce adelanta que existen conversaciones para que participe en una clase o seminario del diplomado en Antropología Médica de 2016. “Esperamos poder iniciar una serie de intercambios con el doctorado de Antropología Médica y la Escuela de Antropología que él dirige, así como explorar futuras líneas de investigación conjuntas en el área de la cultura, el poder y la enfermedad”.

Asimismo la académica destaca el aporte del último texto de Ángel Martínez en el Diploma en Antropología Médica dictado por la ESP, indicando que el libro “revisa críticamente las diferentes miradas antropológicas sobre la enfermedad y los sistemas médicos; y propone un enfoque hermenéutico- crítico para comprender significados y valores, mundos normativos y culturales sin perder de vista las desigualdades sociales y económicas, formas de opresión y procesos de globalización”.

Durante el coloquio en la ESP, el académico español enfatizó en la importancia del trabajo profesional en tres capas: teoría, metodología y aplicabilidad. Explicó que cuando realizó investigación para uno de sus libros, llamó su atención la etapa teórica, ya que “hay que reconvertir y reconocer en la enfermedad: un sufrimiento (pathos), no solo una patología, y actualmente la definición de sufrimiento se ha extinguido. Encontré una diferencia conceptual en el tratamiento de la medicina: El signo no es igual al síntoma, porque el signo es la evidencia objetiva de una enfermedad, por ejemplo, la fiebre; en cambio el síntoma es el discurso del paciente, que se asocia a componentes sociales, culturales, económico-políticos. De esta forma, lo social es parte de la enfermedad y la sociedad es parte de nuestros cuerpos”.

Respecto a intervenir en el trabajo de campo, el antropólogo destaca que hay colegas que son muy críticos de esta práctica. “Tenemos que identificar la base de la observación participante como una lógica pendular y, por otro lado, la participación significativa de la experiencia. Entonces definamos: ¿participamos directamente en la investigación o sólo observamos? Es importante que los profesionales de la salud apliquen nuevas formas de investigación colectiva que contemplen lo conocido y lo por conocer. De esta forma, la etnografía es importante para conocer y actuar. Primero se apreciaba una verticalidad en salud sobre la población y luego la población sobre los profesionales de salud. Sin embargo, hoy el modelo horizontal permite la etnografía, que es producto de lo dialógico. Esto sirve, por ejemplo, para ver cómo se gestiona la enfermedad una vez identificada. Para ello, podemos crear condiciones igualitarias, no para curar, pero sí para desenfermar. ¿Cómo desanclar a las personas estigmatizadas? Es entonces donde resulta útil la etnografía y su aplicabilidad crítica”, afirma.

Otra de las tensiones que identifica el antropólogo es la relación entre adolescentes y centros de atención de salud: “¿Quién evita a quién? En un principio se dijo que los adolescentes a los servicios, pero hoy estos servicios no están organizados para los colectivos y ahí hay que pensar etnográficamente. En el trabajo colaborativo se debe poner a trabajar conjuntamente a los actores de la investigación con los profesionales. Así, el campo de aplicación ubica a los actores en un lugar de poder y se transforma también en un desafío político. El modelo biomédico trata al síntoma como signo y cosifica al paciente y al profesional. Entonces debemos tener claro que es en el vínculo donde suceden las repercusiones”.

Respecto a la función de los profesionales de la salud, Martínez planteó que: “Muchas veces recae en producir cambios en las políticas. Existen ejemplos concretos de medidas que tienen repercusión directa en los actores como es la creación de programas de radio realizados por personas que tienen esquizofrenia, que han tenido excelentes resultados. Este tipo de iniciativas ayuda a cambiar la realidad. En España se realiza un programa que permite entregar autonomía en la decisión de tomar o no los medicamentos y de gestionarlo con los propios profesionales. No estoy en contra de la medicación, pero en algunas personas puede dar buenos resultados y en otras simplemente no. En este caso, es importante crear condiciones de posibilidad y hay que sacar a los colectivos de la posición de pacientes; sacarlos de la estructura para que tenga un efecto terapéutico concreto”.

Sandra Vargas B.

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