Proyecto FONIS indaga en percepción de vida saludable en la población

Proyecto FONIS indaga en percepción de vida saludable en la población

“En Chile hay poca investigación sobre concepciones de salud en la población. Sabemos muy poco qué piensa la gente sobre la salud y la enfermedad, información que es básica para formular políticas de promoción de la salud, ya que sin ello no sabemos dónde apuntar”, señala la académica.

Es así que el objetivo del proyecto de investigación que encabeza, financiado por FONIS, es indagar en cómo es percibido el discurso de los estilos de vida saludable por la población en riesgo de enfermedades crónicas no transmisibles y cómo este discurso repercute en ellos, teniendo en cuenta que la información que reciben se focaliza en que los cambios en salud son individualesy no responden a esfuerzos colectivos. La investigación cualitativa contempló entrevistas a 31 mujeres de 20 a 49 años, residentes en la comuna de Pedro Aguirre Cerda, que realizaron el Programa Vida Sana en el año 2013 o que ingresarían en 2014.

La doctora Ferrer explica que: “Este tema se conecta con mi tesis de doctorado que indagó en cuál fue la concepción de salud durante los gobiernos de la Concertación en Chile. Encontré que el discurso neoliberal de la salud, que se focaliza en promover los estilos de vida saludables bajo el fundamento de la responsabilidad individual en salud, fue la concepción hegemónica en los gobiernos de la Concertación. Este proyecto ahonda en cómo este discurso se manifiesta en las personas. Estamos trabajando con mujeres que tienen sobrepesou obesidad y encontramos que, efectivamente, reproducen el discurso de los estilos saludables. En las mujeres entrevistadas predomina la idea de que la salud-enfermedad está fuertemente influenciada por cada individuo. Este ámbito individual se expresa en el autocuidado, elemento central del discurso de los estilos de vida saludables, que aparece como el principal determinante de la salud. El autocuidado tiene una triple función: mantener la salud, evitar la aparición de las enfermedades y disminuir sus efectos una vez que han aparecido. Cuidarse tiene principalmente una dimensión psicológica: la voluntad de querer estar sanas, pero también de no pensar en enfermedades”.

Agrega: “Esta idea, que implica que la salud-enfermedad está sujeta al control del propio individuo y por tanto es asunto de responsabilidad individual, está presente en las mujeres de todas las edades y niveles educacionales. La principal manifestación del autocuidado es comer alimentos saludables; después, hacer ejercicio; y, en menor medida, realizarse chequeos médicos periódicos”.

La investigadora señala que “las mujeres afirman que la biología/genética/organismo pueden generar enfermedades. Pero estos no son visualizados como obstáculos, sino que representan información sobre los riesgos a los que se enfrentan y la forma particular en que deben cuidarse; si una persona lo sabe y no lo hace, es por flojera, negligencia o comodidad. Las mujeres piensan que cada individuo puede elegir su estilo de vida, que es un asunto de voluntad. Pero cuando intentan poner en práctica el estilo de vida definido como saludable por los dispositivos sanitarios, se encuentran convarias limitaciones. La principal es la falta de recursos económicos para acceder a los alimentos saludables y, en menor medida, para hacer ejercicio o realizarse chequeos médicos. Sin embargo, enfatizan que mentalmente tienen toda la disposición para cuidarse, lo que en algunas mujeres genera sentimientos de culpa por no poder lograrlo”.

Según explica la socióloga y doctora en salud pública, otro de los factores limitantes se sitúa en la familia: “Los programas que reproducen este discurso se focalizan en cambios individuales,que no integran la dimensión familiar. Entonces es muy difícil conciliar la dieta sana que proponen los dispositivos sanitarios, con la dinámica de alimentación de las familias, que es un acto sociocultural y afectivo que va mucho más allá de satisfacer una necesidad biológica. Es decir, el cambio de hábitos de alimentación exige a las mujeres incorporar prácticas que muchas veces no se integran fácilmente a la dinámica familiar y que, incluso, pueden repercutir negativamente en ella”.

Otra limitante se sitúa en el rol y las inequidades de género, pues “la mujer vive dedicada a los miembros de su familia, vive para otros, por lo que no tiene tiempo para dedicarlo a ella misma, no tiene tiempo para realizar actividad física. Los programas no consideran, por ejemplo, incorporar algún sistema de cuidado de las niñas y niños pequeños que no asisten a la escuela, para que sus madres puedan hacer actividad física”.

Las mujeres también identifican “un cambio cultural y social que ha afectado la alimentación. Este cambio cultural ha implicado la introducción de la llamada comida chatarra, que tiene un menor costo y está fácilmente accesible. A esto se suma que en los colegios la comida chatarra también está ampliamente disponible, lo que hace difícil cuidar la alimentación de los niños. Además, las personas que trabajan tienden a preferirla por su costo y por la rapidez, cuestión importante dado el poco tiempo que tienen para almorzar. También las mujeres señalan los pocos espacios públicos gratuitos acondicionados para realizar deporte. Todo esto muestra que es muy difícil lograr el cambio de hábitos que busca el discurso de los estilos de vida saludable, sin realizar modificaciones estructurales que hagan viable dicho cambio”.

Más allá de los resultados que muestran una brecha entre el discurso de los estilos de vida saludables y la vida cotidiana de la población, la doctora Ferrer señala que uno de los resultados más significativos sobrela concepción de salud-enfermedad es que “encontramos que la idea de determinantes sociales de la salud yla desigualdad en las condiciones de salud, está absolutamente ausente en el discurso de las mujeres. Ellas piensan que la enfermedad afecta a todos por igual, porque en el fondo depende de la voluntad de cada uno, que se expresa en el autocuidado. No está en su discurso pensar que la salud depende de las condiciones de vida”.

Donde sí ven diferencias sociales es en el acceso al cuidado de la salud. Es decir,las entrevistadas piensan que la enfermedad afecta a todos por igual, peroquienes tienen más recursos pueden enfrentarla mejor porque pueden acceder a los servicios de salud privados. La académica afirma que “predomina la idea de que la salud-enfermedad está sujeta al control de cada individuo, que se supone toma decisiones racionales con base en la información, haciendo un análisis costo-beneficio y escogiendo todo aquello que favorece la salud. Esto contrasta fuertemente con la evidencia, pues si tomas cualquier indicador de salud disponible en Chile o el mundo, vas a encontrar una gradiente social, donde a medida que desciendes en la escala social descienden también los indicadores de salud, y donde siempre los más pobres están en las peores condiciones. Es decir, tienen mayor morbilidad y mortalidad y, por tanto, menor esperanza de vida. Pero en el discurso de las mujeres no hay desigualdad en salud, con lo cual no se cuestiona la sociedad.Por esto, la idea del individuo que se hace asímismo, gracias a su trabajo, esfuerzo y voluntad, se reproduce también en la salud, lo que contribuye mantener y legitimar el modelo neoliberal”.

La Jornada Comunal "¿Cómo construimos una vida saludable? Las vecinas y vecinos de Pedro Aguirre Cerda opinan" se realizará el miércoles 26 de agosto, a las 9:00 horas, en salón COSAM (ubicado en Av. La Marina 2494, P. Aguirre Cerda). Su objetivo es difundir los resultados; compartirlos con las mujeres entrevistadas y con vecinas que participan en el Programa Vida Sana y en las actividades deportivas del municipio; y reflexionar sobre colectivamente sobre cómo construimos la salud.

El seminario "Estrategias para el Control de Enfermedades Crónicas No Transmisibles en Chile" se realizará el miércoles 21 de octubre, en la Sala Domeyko de la Casa Central de la Universidad de Chile, y contemplará dos mesas temáticas con invitados del Ministerio de Salud, del Sistema Elige Vivir Sano, universidades y organizaciones ciudadanas. Finalmente, una tercera parte del proyecto incluye publicar un libro con los principales resultados y las ponencias del seminario, que se espera lanzar en marzo de 2016.

Sandra Vargas Bravo

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