“Los niveles de consumo de alcohol en Chile son preocupantes, siendo el país latinoamericano con mayor consumo de alcohol por población mayor a 15 años con 9,6 litros de alcohol puro al año. Ajustando por población bebedora y por patrón de consumo se estima que, en promedio, en cada episodio de consumo los chilenos ingieren cerca de 200 mililitros de alcohol puro, lo que equivale a más de 3 litros de cerveza, muy por sobre de un consumo moderado y cardioprotector de 30 mililitros diarios”. Estas cifras forman parte de los resultados del estudio "Precios, inicio temprano y consumo dañino de alcohol en Chile” del profesor Guillermo Paraje y de la tesis de magíster en Economía que dirigió el académico “El impacto del precio en el consumo de bebidas alcohólicas: El caso de Chile”.
Estas conclusiones serán presentadas por el profesor Paraje en el conversatorio "Ciclos de seminarios en políticas de salud”, organizado por el Programa Políticas, Sistemas y Gestión en Salud de la ESP y que será abierto a todo público.
Al respecto, el académico explica que estos resultados demuestran que “la demanda de alcohol tiene directa sensibilidad al precio, lo que deja lugar a una política de control del consumo de alcohol basada en precios por impuesto u otras medidas. Y, en segundo lugar comprueba que las políticas de precios son muy efectivas para retrasar la edad del vicio en el inicio del consumo de alcohol, lo que tiene beneficio en el desarrollo de los jóvenes. Los resultados de este estudio son bien interesantes y novedosos porque, hasta dónde sé, no se han hecho estudios como estos en Chile”.
Según el Institute for Health Metrics and Evaluation, de la Universidad de Washington, “poco más del 10% de los años de vida perdidos en nuestro país pueden ser directamente atribuidos al consumo de alcohol; mientras que alrededor del 8% de las muertes totales en Chile pueden ser atribuidas a su consumo”, comenta el académico.
Asimismo, “un 27,3% de la población entre 15 y 19 años declara haber tenido un consumo excesivo de alcohol en un día (HED por su sigla en inglés) en el último mes; desagrado por sexo, un 43,2% de los hombres de aquella edad tuvo un HED el último mes versus un 10,9% de las mujeres. Este problema es un foco importante para políticas públicas, ya que es donde mayor daño se provoca a la salud, tanto física como mental, además de tener un impacto en el comportamiento futuro frente a la bebida”.
En esa línea, los resultados de la tesis plantean que "dadas las características del consumo de alcohol en Chile no es de extrañar que el consumo de alcohol y drogas sea el factor de riesgo que mayor incide en los años de vida saludables perdidos con un 9,27% del total de los Años de Visa Saludables Perdidos (AVISA), seguido por factores de riesgo relativos al sedentarismo y estilo de vida poco saludables".
Respecto a cambios en políticas de precios al alcohol, el estudio consigna que “todas las bebidas presentan elasticidades de precio negativas y menores a 1 en valor absoluto, lo que implica que ante un aumento porcentual en el precio, los volúmenes ingeridos disminuyen en menor porcentaje que la variación de precio. Estos resultados no son de extrañar para las bebidas alcohólicas y tiene importantes implicancias para la recaudación tributaria, ya que ante un alza en la tasa impositiva, además de la reducción en la ingesta de alcohol, se produciría un incremento en la recaudación de impuestos. Por lo tanto, existen dos efectos positivos ante un alza tributaria a las bebidas alcohólicas, primero, se reduciría el consumo de bebidas alcohólicas (en conjunto con los daños relacionados) y la prevalencia de condiciones asociadas al consumo de alcohol”.
Guillermo Paraje es profesor de pregrado y postgrado, posee variadas publicaciones en revistas nacionales e internacionales, capítulos de libros y ponencias en numerosas conferencias internacionales. Fue miembro de la Comisión Asesora Presidencial para la Reforma del Sistema Privado de Aseguramiento de la Salud (2014) y sus áreas de investigación son economía de la salud (reforma de sistemas de salud, economía de las adicciones, etc.) y desarrollo económico.
Por Sandra Vargas B.
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