The Lancet, una prestigiosa revista internacional de ciencia, está publicando este año, considerado como el año de la nutrición, una serie de artículos sobre un nuevo concepto “Sindemia Global”, la suma de la epidemia de malnutrición por déficit y exceso y el cambio climático: La producción descontrolada de alimentos no saludables está generando una doble carga de enfermedad, que se verá agravada por el cambio climático. Los conductores de estas 3 condiciones son los mismos y se relacionan más con las características de los entornos comunitarios y con los determinantes sociales que sólo con decisiones personales o familiares. Esta sindemia global es la mayor amenaza para la salud humana a nivel mundial.
Chile, gracias a innovadoras medidas de salud pública, fue uno de los primeros países en superar la desnutrición. Sin embargo, desde fines del siglo pasado es decir hace menos de tres décadas, los cambios en el estilo de vida,nos han llevadoa tener cifras extremadamente altas de sobrepeso y obesidad en todos los grupos etarios, y particularmente en la población de nivel socioeconómico más bajo.El costo económico y social para nuestro país, con cálculos muy conservadores, es cercano al 3% del PIB anual, cifra muy similar a lo que pretendemos crecer como nación.
El Estado se ha hecho cargo de esta situación, La Ley 20.606 sobre la Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad, también conocida como Ley de Alimentos o Ley de Etiquetado, es una de las medidas de salud pública más osadas de los últimos años y apunta al corazón de las causas de este problema, modificando la excesiva exposición a publicidad y venta de alimentos no saludables en niños y niñas y entregando información muy clara sobre el contenido nutricional de los alimentos para los que deciden la compra. El objetivo principal de esta Ley es proteger la salud de nuestros niños y niñas mejorando sus entornos alimentarios.
Este miércoles 26 de junio se cumple la última etapa de implementación de la Ley,con límites más exigentes de calorías, grasas saturadas, sodio y azúcares, lo que establece un nivel de protección poblacional mayor y más exigencias para la industria alimentaria.
Pero la tarea no termina aquí, debemos mantener una efectiva fiscalización y control de estas medidas y evaluar su impacto a mediano y largo plazo, tanto en el consumo de alimentos como en la prevalencia de exceso de peso.
Sin duda se requiere continuar innovando en medidas estructurales para combatir la obesidad, basadas en evidencia, tales como impuestos a alimentos no saludables, subvenciones a alimentos saludables, aumento de ferias libres, campañas de alimentación saludable y estrategias para aumentar la práctica periódica de actividad física en toda la población.
Dra. Lorena Rodríguez Osiac. Médica Pediatra, Magister en Nutrición, Académica Escuela de Salud Pública, Facultad de Medicina, Universidad de Chile.
Dr. Tito Pizarro Quevedo. Médico Pediatra, Magister en Nutrición, Vicedecano de Docencia, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad de Santiago.
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