Opinión Dr Marcos Vergara, Programa Políticas, Sistemas y Gestión en Salud

Pacto Social

Columna de opinión: Pacto Social

Dijimos que en Marzo se instaló en nuestra mesa el invitado de piedra. La mesa estaba servida con el estallido social desencadenado en Octubre del 2019, el que, pasadas las impostergables vacaciones de verano en Chile, se esperaba reeditar. Eso pensábamos que ocurriría. Pero vino don Coronavirus y hubo que postergar.

Hay columnistas que afirman que Chile no volverá a recuperar el nivel de desarrollo que había alcanzado hasta el 17 de Octubre, porque la izquierda habría convencido a los ciudadanos de que es necesario hacer tabula rasa con la obra neoliberal que llevó al país por el sendero de la desigualdad y la injusticia. Y de aquí surgen un menú de temas que se materializan como ejemplos de tan desafortunado resultado de nuestro desarrollo socieconómico de los últimos 30 años: las pensiones miserables, la salud dicotomizada para ricos y pobres, la educación de calidad fuertemente asociada a los ingresos de las familias, etcétera.

Bien, pero en ese mismo período Chile creció significativamente hasta lograr uno de los ingresos per cápita más altos de América Latina, desarrolló infraestructura, puertos, aeropuertos y carreteras y sacó adelante al grueso de la población que se encontraba bajo la línea de pobreza, al tiempo que amplió significativamente el abanico de oportunidades para la clase media la que, paradojalmente, con sus intereses y aspiraciones explica en buena medida el descontento social actual.

Es altamente probable que todo lo descrito en los dos párrafos anteriores conforme en alguna medida nuestra verdad. El vaso medio vacío y el vaso a medio llenar. Y entonces, ahora ¿qué hacer? Por lo pronto, de cara a la pandemia la mayoría queremos menos desastre sanitario, menos infección, menos muerte y, por otra parte, la mayoría queremos que la situación afecte lo menos posible a la economía y, en lo principal, lo menos posible a los presupuestos de las familias. Pero, ¿qué queremos para después?

Por lo pronto, la idea de un pacto social se ha venido esbozando en algunas conversaciones, discursos y columnas de opinión. Estuvo en la boca de nuestro panzer quien lamentablemente nos sorprendió al día siguiente de haber puesto a disposición ciertas interesantes ideas principales. Lo ha estado implícitamente en el discurso de nuestro Ministro de Salud, que con sus equipos maneja el precario equilibrio entre contención y asistencia y teme a la transferencia del conflicto de Octubre a la principal tarea de hoy. Lo ha estado en el pensamiento de nuestra valiosa reserva intelectual y, me atrevería a decir, también en el sentimiento profundo de nuestra ciudadanía que sueña hoy y lo hará mañana más intensamente todavía, con el retorno a un escenario de paz y de progreso. Por cierto, hay a quienes la idea de un pacto social no se les cruza por la cabeza, pues tienen otras funciones objetivo en mente.

En consecuencia yo, que a nadie convoco, digo lo siguiente: que no concurran aquellos cuya carga ideológica no les permite reconocer en un pacto social una urgente necesidad país y que preferirían agudizar las contradicciones del modelo para ir a fojas cero; aquellos que ven esta tragedia como una oportunidad para materializar la utopía revolucionaria poniendo al pueblo como un instrumento de la misma. En segundo lugar, que no concurran quienes sacan cuentas de poder y que vislumbran oportunidades de proyección mezquina de sus carreras políticas, por sobre cualquier otra consideración de colectivo bienestar, gente que cree que la cosa pasa por ellos; no son pocos, en Chile se han acumulado, son los lindos. Por último, que no concurran los artífices del neo-populismo, los bolsonáricos y trúmpicos de nuestro país, hoy al acecho de la presidencia de la república desde el ala derecha, sin revolución pero con mágicas recetas y alquimia poderosa, surfeando las grandes olas del acontecer nacional sobre la tabla de la ingenuidad popular.

Es decir, que sí concurra la inmensa mayoría, el pueblo, la gente, disponibles para pensar y pactar los cambios indispensables que estamos determinados a realizar para ser más solidarios, justos y equitativos, cambios a los que los resultados de la pandemia, por lo demás, nos obligarán. Que venga la mayoría que quiere seguir haciendo de Chile el mejor país para vivir y soñar.

Dr Marcos Vergara es Médico-Cirujano. Ph.D. Magister en Administración de Salud. Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Adscrito al Programa de Políticas y Gestión de la Escuela de Salud Pública.

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