Opinión Dr Marcos Vergara, Programa Políticas, Sistemas y Gestión en Salud

Gestión de Hospitales en la Pandemia

Gestión de Hospitales en la Pandemia

Asistimos a un fenómeno singular en los hospitales y clínicas: el Coronavirus anda rondando. Y entonces hay dos flujos de pacientes, el de los no contagiados y el de los contagiados, pacientes todos a quienes se debe admitir manteniendo entre ambos una prudente distancia. Por cierto que la composición del flujo total va cambiando y el segundo va cobrando día a día mayor importancia, lo que obliga a desplegar mayor capacidad instalada para asistir a los pacientes contagiados, implementando una reconversión de camas para dar cuenta de la singular necesidad. El equilibrio entre un grupo y otro se alcanza cuando la probabilidad de morir en cualquiera de ellos es la misma. Entonces el Coronavirus va acorralando progresivamente la tarea asistencial, la que se va concentrando en las patologías no Covid más urgentes o de peor pronóstico. Esta es la situación.

De lo anterior se desprende que la respuesta asistencial en materia de cuidados críticos debe crecer y perfeccionarse, lo que no es fácil cuando las competencias apropiadas del personal son escasas en esas especiales materias, al tiempo que los gestores hospitalarios deben poner también su inteligencia al servicio del distanciamiento y aislamiento de pacientes, abriendo y cerrando puertas, separando secciones, instalando panderetas y asignando personal para brindar distintos tipos de asistencia y controlar rigurosamente el uso de los elementos de protección personal para que quienes asisten no sean vectores de la transmisión del contagio entre pacientes, al tiempo que eviten su propio contagio. Un modelo de alternancia del personal ha sido puesto a disposición de poder realizar apropiadamente estos cuidados.

La situación importa un dinamismo en el quehacer completamente fuera de lo habitual, que transforma al hospital entero en una verdadera unidad de cuidados intensivos sin serlo completamente. Y quizás la característica más especial de esta situación es que aquí nadie discute abiertamente las cifras ni la estrategia de la autoridad sanitaria, todos colaboran entre sí, médicos y enfermeras se vuelcan a la cuestión asistencial con vocación y dedicación, surge el gobierno clínico a plenitud y los administradores nos concentramos en facilitar la tarea reclutando personal, garantizando el uptime de los equipos y comprando los insumos necesarios. La gestión clínica surge entonces como el espacio donde todas las deontologías convergen, la del clínico, que quiere hacer por el paciente todo lo posible y la del administrador, que procura que los recursos alcancen para todos. De paso se abren espacios de conversación remota donde se va tomando el pulso al quehacer y ajustando colectivamente el plan de corto plazo en función de la dinámica de la situación. Surgen nuevas conexiones en la red interna de la organización, las agrupaciones gremiales y la administración conectan en una perspectiva que se hace común y compartida. Y todo esto ha de quedar, como un poderoso aprendizaje para el devenir futuro de nuestro quehacer en el sistema de salud.

Es bueno que la ciudadanía sepa, entonces, que los famosos héroes a quienes de vez en cuando se aplaude o se festeja gracias a la iniciativa de Lady Gaga, están ahí, haciendo su trabajo, poniendo sus conocimientos y competencias al servicio de la causa y que el Pandemonium Sanitario que ven en la tele, cambios de Ministros incluidos, no les afecta en lo sustantivo, o al menos no los divide en el trabajo, porque saben lo que tienen que hacer para salir adelante con los pacientes, que es lo único que al interior de ese mundo importa realmente.

Marcos Vergara I. Médico-Cirujano. Ph.D. Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Adscrito al Programa de Políticas y Gestión de la Escuela de Salud Pública.

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