A propósito de vacunas contra COVID-19

A propósito de vacunas contra COVID-19

Chile, entre 1938 y 1941, fue gobernado por Don Pedro Aguirre Cerda (Presidente de la República, de feliz memoria) cuyo lema era “GOBERNAR ES EDUCAR”, nuestra nación no tuvo el privilegio de gozar por completo de su período, pues una tuberculosis truncó su mandato. Por supuesto es que, si Don Pedro hubiera nacido en una época en que hubiera existido la vacuna contra la TBC, nuestro país habría adelantado sus expectativas de desarrollo en a lo menos 80 años. Pero estas palabras no tienen la pretensión de ser una lección de historia, pues carezco de la cultura para explayarme más al respecto, sólo recordar su lema de gobierno.

La Humanidad nunca ha avanzado tanto como en los últimos 150 años, este avance ha sido posible, por el destierro progresivo de los argumentos mitológicos, falsas creencias y prejuicios que heredamos ancestralmente, este destierro, sólo fue posible cuando se sistematizó la adquisición del conocimiento por vías racionales y esa sistematización es lo que hoy denominamos CONOCIMIENTO CIENTIFICO POSITIVISTA. Este se basa en observar un fenómeno, proponer su causalidad y probar dicha propuesta a través de la experimentación seria, si los resultados experimentales concuerdan con la teoría, ésta se valida y si no habrá que buscar una teoría nueva que explique de mejor forma el fenómeno observado. Este procedimiento se itera hasta que el espíritu científico quede satisfecho. Este sencillo método ha permitido encontrar la cura de muchas enfermedades, prevenir otras tantas, poder ver televisión, hablar por teléfono móvil o la exploración espacial, por cierto, ha evitado millones de muertes como la que no se pudo evitar en la persona de Don Pedro Aguirre Cerda. Es obvio que es toda la VIDA la que se beneficia del conocimiento científico, cuando este se pluraliza llegando a todos y cada uno de nosotros.

Las vacunas, que son producto del conocimiento científico, han pasado rigurosamente las etapas que el procedimiento exige. Además, cuando se experimenta con seres humanos (incluso con animales como nuestras mascotas) a las realizaciones experimentales se les agregan poderosas concepciones éticas, tanto es así, que el experimento en humanos, en el ámbito de la medicina, se le llama ENSAYO CLÍNICO, para darle esta mayor dimensión ética. La dimensión ética y el beneficio de un ensayo clínico, en forma muy resumida pueden expresarse, en los conceptos de SEGURIDAD y EFICACIA. SEGURIDAD a groso modo significa que la nueva propuesta terapéutica NO DAÑA y EFICACIA significa que dicha propuesta es ampliamente (significativamente) BENEFICIOSA. Hasta aquí las vacunas propuestas por el conocimiento científico contra el COVID-19 han resultado ser significativamente SEGURAS y EFICACES. Por lo tanto, NO HAY NINGUN PRETEXTO RACIONAL, para evitar, desacreditar o desincentivar la vacunación, de hecho, caer en una de estas conductas, es actuar INMORALMENTE.

En profusos comunicados científicos, he calculado que cada ola de contagios por COVID-19, tiene una masa aproximada de 1.3 millones de casos confirmados, y si muy generosamente suponemos que cada ola dura un año, bajo el supuesto que la sociedad chilena rechazara vacunarse, la epidemia durará 13.8 años (18 millones de habitantes dividido en 1.3 millones de contagios-año). En cambio, si durante el año 2021 se logra la vacunación masiva, la epidemia podría ser historia en un año más. Se imagina 14 años con cuarentenas, restricciones, sin poder trabajar normalmente, y lo peor, lamentando alrededor de 25 mil muertes anuales sólo por COVID-19 (350 mil muertes en 14 años).

Si Usted es un ciudadano antivacunas ¿TENDRÁ UNA CONCIENCIA TAN ACERADA QUE SOPORTE EL PESO DE 350 MIL MUERTES?
Les pido angustiosamente, que eduquen al entorno en el que influyen, hagan suya la tarea de promover la VIDA y el BIENESTAR de TODOS, que PROMUEVAN todas las VACUNAS y particularmente las preventivas de COVID-19.


¡HONREMOS NUESTRO CAPITAL MORAL!


GABRIEL CAVADA CH.
Diciembre de 2020.

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