Cuando recurrimos a la frase “Profetas y Frenéticos” en alguna columna, le robamos a Claudio Narea esta idea fuerza que bien representaba la proliferación inaudita de bolas de cristal colmadas de afán de protagonismo y el frenesí de opinólogos de diversa categoría que enturbiaban el ambiente de combate a la pandemia generando dudas, desconfianzas, incertidumbre ciudadana e inmovilización. Hoy hemos descubierto algo más y muy importante gracias a Ernesto Ottone. Todo esto ha sido ni más ni menos que una notable falta de serenidad.
Importa mucho lo que nos dice Ottone acerca de los pueblos “serenos”, que no recurren a la violencia –la partera de la historia– y que aquello no es el resultado de lo “lindos” que son tales pueblos, sino al revés, son “lindos” porque son serenos. Importa de manera especial esto ahora, porque las cosas no han terminado de llegar a puerto. Ojo, la luz al final del túnel todavía es tenue y borrosa; crecen los casos de infectados por Covid-19; aumenta la demanda en hospitales, lo que podría comprometer su capacidad de respuesta y producir muertes evitables. Esperamos que eso no ocurra. La autoridad sanitaria incrementa las restricciones y nos advierte que sigue siendo indispensable mantener el distanciamiento social, el uso de mascarillas y el lavado de manos, así como evitar aglomeraciones y mantener el toque de queda. Incluso, piensa la autoridad sanitaria, que pudo haberse cometido un error en el tema de las vacaciones, que hubo de ser menos complaciente con el público.
Pero qué es lo que nos importa ahora. La serenidad es lo que nos interesa –gracias a don Ernesto–, aquella que ha parecido construirse en torno a nuestro exitoso proceso de vacunación, evaluado muy positivamente a nivel mundial por la singular gestión que su puesta en práctica significó. No aflojemos en esto, evitemos por todos los medios saltar de nuevo con este delicado tema al ruedo de la pugna política. No hay espacio ni tiempo ya para tal cosa. Si bien hay muchas elecciones por delante, serenidad es la palabra para recorrer este último tramo de la pandemia en que al final nos encontraremos con el positivo impacto de la vacunación. Y de paso dejaremos fluir en buen caudal a nuestro proceso constituyente en marcha.
Publicación El Mostrador 18marzo de 2021