En el contexto del Plan de Desarrollo Institucional de la Escuela de Salud Pública, la Docencia fue definida por la Comunidad como una de las cinco áreas prioritarias. Es así, que en el ámbito de Pregrado el objetivo estratégico que ha guiado esta área, ha estado centrado en elaborar un modelo de formación en Salud Pública para las carreras de la salud que contribuya a fortalecer una formación de profesionales pertinente a las necesidades de salud del país en el contexto de ajuste curricular que impulsa la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Mientras que en el ámbito de Postgrado y Postítulo los objetivos estratégicos trazados están centrados en implementar planes de desarrollo académico de los programas de postgrado acreditados; y optimizar y facilitar la formación en Salud Pública propiciando procesos de integración entre programas de (pregrado), postgrado, postítulo y educación continua.
A estos objetivos se sumó el 2020 la emergencia sanitaria por COVID-19, que generó un cambio que la Directora de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile Verónica Iglesias identifica como un “catalizador para iniciar un proceso de reflexión profundo de la Comunidad respecto las prácticas docentes y el modelo educativo que se requiere para formar a las próximas generaciones. Tenemos una gran responsabilidad con el país, año a año cientos de estudiantes de pregrado, postgrado, especialidad médica en salud pública y educación continua son formados en nuestras aulas. La pandemia además ha potenciado la virtualidad, un área en la cual veníamos trabajando a través de la plataforma para la Innovación Educativa con que cuenta la Escuela, y que vemos ofrece mayor flexibilidad, oportunidades para la mayor articulación de nuestros Programas, mayor acceso a la formación desde cualquier lugar del país y de internacionalización. Estamos viviendo un proceso que nos desafía como institución a poner toda nuestra creatividad y capacidades para innovar considerando los desafíos actuales y futuros de la salud pública y la salud global”.
El trabajo que permitió realizar estas evaluaciones, se inició en octubre del año pasado con reuniones periódicas del equipo conductor conformado por doce integrantes de la comunidad académica, y que ha tenido como ejes de trabajo el ámbito relacionado con metodologías de aprendizaje y un segundo eje relacionado con un análisis de integración y articulación. Los principales resultados en torno al primer eje fueron enviados a la Comunidad a fines de enero en un informe denominado Desarrollo del Área de Docencia de Postgrado de la Escuela de Salud Pública: Levantamiento de Información. Este primer documento fue analizado por los programas disciplinares y de formación, dando origen a un informe de avance titulado Acciones posibles de implementar a corto, mediano y/o largo plazo que fue presentado el 21 de abril recién pasado, en un claustro académico junto a una ruta de trabajo en base a distintas iniciativas.
Propuestas a implementar de manera progresiva
El desafío contempla también propuestas que deben hacerse cargo de las dificultades estructurales de la ESP y de la dimensión humana del proceso formativo, complementando lo realizado con una mirada más profunda de los problemas en la docencia de postgrado.
El trabajo realizado ha permitido generar propuestas constructivas que irán en línea con los objetivos planteados, en ese sentido se reconoce prioritario trabajar en torno a la formación continua en docencia, aprovechando los recursos disponibles en la Universidad y Facultad; realizar una jornada de buenas prácticas como proceso continuo de intercambio de experiencias entre los programas; lograr efectivamente una integración y articulación de programas y cursos; dotar a la ESP con la infraestructura y equipamiento necesario para realizar formación b-learning y realizar ajustes en el proceso de tesis/AFE.
A raíz de lo anterior se desprenden además propuestas emergentes que consisten por el ejemplo en la realización de una inducción común para todo el postgrado; conocer cómo lo están haciendo otros programas de postgrado que ya funcionan de manera virtual o mixta; y gestionar las asesorías externas que sean necesarias para facilitar el proceso de transformación y tiempo protegido para hacer los ajustes de manera progresiva.
Oportunidades de mejoras académicas
Los principales logros de este trabajo articulado y colaborativo, permiten reconocer oportunidades en la virtualización como el ahorro económico para los/as estudiantes, mayor participación de estudiantes de otras regiones y otros países, reducir topes de horarios entre cursos, reducir inasistencias, hacer cursos más inclusivos, revisar la práctica docente al interior de la ESP y de los programas académicos.
A la vez, se advierten condiciones básicas que deben considerarse si se toma la decisión de incorporar definitivamente la virtualidad en la formación del postgrado de la ESP, como es la necesidad de capacitaciones específicas y dirigidas al tipo de contenidos y actividades que se realizan en docencia en la ESP y el no bajar el estándar de exigencia y calidad de los programas y sus asignaturas.
Por otro lado, la formación de tipo mixta o b-learning es el formato de preferencia para académicos/as y estudiantes consultados en grupos focales. En general se visualiza la posibilidad de grabar clases con contenido teórico y de sesiones presenciales para actividades que requieran de interacción como discusión, reflexión y análisis conjunto, elaboración de productos concretos, etc.
Para los participantes, la presencialidad es considerada un elemento relevante y, por ahora, insustituible por dos motivos primero por propiciar la interacción nutriendo el proceso de aprendizaje, incluido la generación de redes profesionales y segundo por la imposibilidad de depender totalmente de la capacidad y calidad de la conexión a internet que tenga cada persona en su hogar.
La adecuada planificación de los cursos se identifica como uno de los grandes desafíos en la eventualidad del formato mixto. En este sentido cobra importancia la capacidad de ajustar las metodologías a los objetivos de cada curso y programa, la adecuación de los formatos de evaluación y la formación docente.
Fuentes de información
La información para este análisis, fue obtenida a través de informes de autoevaluación del proceso de acreditación, Evaluaciones de los cursos realizadas por los estudiantes; Audios y presentaciones de evaluación del primer semestre 2020 presentados por estudiantes del Magíster de Salud Pública primer y segundo año, por los coordinadores de los Magíster en Salud Pública, Magíster en Salud Mental, Magíster en Bioestadística, Doctorado en Salud Pública, Especialidad Médica en Salud Pública y además de la Unidad de Tecnologías para la Innovación Educativa.
Para complementar lo anterior, se realizaron dos grupos focales con académicos/as de distintos programas; dos grupos focales con estudiantes; un grupo focal con personal de colaboración y una reunión con los integrantes de la UTIE .