Como una forma de alzar la voz frente a lo importante de las mentorias y sus acompañamientos, un grupo de investigadoras e investigadores de diversos rincones del mundo, publicaron esta semana un artículo en la revista Nature Communications bajo el nombre de “Voces de la comunidad: la importancia de las redes diversas en la tutoría académica”.
Según explican sus autores, la idea del artículo surgió en noviembre del 2020, en respuesta a la publicación de Bedoor AlShebli, investigadora de los Emiratos Árabes, quien presentó un texto, luego retractado por la revista y los autores, donde señala que “el género juega un papel en el éxito de las relaciones de tutoría entre investigadores junior y senior, de una manera que socava el papel de las mentoras y aprendices”. (https://www.nature.com/articles/s41467-020-19723-8).
Si bien en primera instancia la idea fue solicitar la baja del artículo a través de una carta –situación que también ha manifestado la misma revista- luego surgió la necesidad de hacer una respuesta masiva refutando sus argumentos.
Según explica Deborah Navarro-Rosenblatt del Programa Doctorado en Salud Pública de la Universidad de Chile “la idea principal del artículo es mostrar que todas y todos tienen mucho que aportar en la academia, que ésta está llena de malas prácticas y de discriminación, y no se habla de esto de forma abierta”. Y agrega “ojalá lleguemos algún día a que la academia sea un lugar donde todas las personas tengan su espacio, independiente del género, orientación sexual, nivel socioeconómico, religión o etnia. El conocimiento debe ser reconocido como un espacio de creación amplio y sin límites”.
En este sentido, el artículo busca hacer frente a la necesidad de poner de manifiesto toda la evidencia que apunta a que las mujeres y otras minorías en academia, tienen mejores opciones de éxito cuando son sostenidas por una red de apoyo y formación que es diversa en su composición, ya que favorece la retención y construcción de comunidad.
“En Latino América es claro cómo permean los sesgos sociales en la ciencia, determinando relaciones jerárquicas y patriarcales que impiden el correcto desarrollo profesional de aquellos que se encuentran menos representados. Al poner el foco en esta situación, nosotros pretendemos llamar a las instituciones a contrarrestar este problema involucrándose activamente en la solución (liberando a mentores/as de cargas administrativas, financiando y evaluando iniciativas, etc.)” recalcan las investigadoras.
Según detalla el documento, “es así como un entorno diverso mejora las experiencias de trabajo y aprendizaje de las personas involucradas, brinda nuevas perspectivas a la investigación, alienta a más personas a trabajar en los campos STEM y académicos, y mejora las oportunidades para todos los involucrados”.
En esta línea, las investigadoras hacen el llamado a todas las agencias, fundaciones, instituciones y sociedades a “utilizar los muchos ejemplos existentes para informar el desarrollo de programas para generar relaciones de tutoría efectivas dentro de su esfera de influencia”.
Finalmente para Deborah Navarro-Rosenblatt, el rol de la academia debe ser reconocida como relevante “tiene la responsabilidad de hacer del conocimiento, investigacion y desarrollo un modelo a seguir, un mejor lugar para trabajar sin ningún tipo de discriminación. También debe ser un ejemplo para todos los ámbitos de trabajo” finaliza la estudiante del Programa de Doctorado en Salud Pública.