Rafael Sepúlveda, académico del programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile fue el anfitrión de la jornada comentó e inicio el evento comentando: “La Salud Mental es un campo de difícil delimitación; un objeto complejo para la investigación y la política pública; un campo de prácticas en disputa sobre el cual se han formulado teorías diversas; un campo en el que, en Chile, se ha generado la construcción de conocimiento desde distintas disciplinas que parece correr por caminos paralelos. Este conversatorio es una expresión de voluntad de superar estos estados y construir juntos”.
La encargada de iniciar la mesa de discusión fue Olga Toro, doctora en Salud Pública y jefa del programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, quien presentó su exposición titulada, “Múltiples disciplinas abordando un objeto complejo: ¿juntas, pero no revueltas?”. En ella describió teóricamente a qué se refiere el concepto disciplina científica y cómo se da la interacción entre distintas áreas de la ciencia.
Así, la académica explicó: “cuando uno ve discusiones respecto de cuándo es necesario hacer interdisciplina o transdisciplina, aparece el objeto de estudio. Pareciera que éste nos da buenas razones para que sea necesario que las disciplinas dialoguen; el objeto de estudio empieza a describir que la realidad es demasiado compleja para abordarla desde una sola disciplina y, entonces, surge el concepto de complejidad”.
“Desde la perspectiva de la salud pública, la complejidad ha sido un concepto de mucho interés”, comentó Olga Toro, para continuar describiendo una gráfica de Alan Mills que actúa como marco conceptual aplicable al ámbito sanitario, a partir del que se puede establecer que la salud es un sistema complejo.
A partir de aquello, expresó: “es interesante cómo la mirada de la complejidad ha permeado las modelo equilibrado de salud mental políticas en salud pública. Hoy, vemos una red de interacciones que trasciende al propio sistema de salud y se sitúa en otros campos de la sociedad y donde, si nosotros fuéramos despostando cada punto de interacción, esto se va ampliando y vemos que hay un sistema sobre otros sistemas y subsistemas que son contenidos y que contienen”.
En este sentido, la experta confesó que dicha perspectiva “nos ha obligado a ver diferente nuestros objetos de estudio y, por lo tanto, actuar diferente como investigadores y en nuestra práctica profesional. Ver diferente los componentes del sistema de atención y la relación entre los componentes; la relevancia de quienes están involucrados y participan en estos sistemas; la importancia de las propiedades que emergen de la equidad, por ejemplo, y comprender la implementación técnica en contexto”.
Posteriormente, Claudia Araya, profesora de historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile e investigadora asociada del programa de Humanidades Médicas de la misma institución, presentó su ponencia: “Aportes de la historiografía a los debates acerca de las políticas de salud mental y asistencia psiquiátrica en Chile a partir de 1990”. En la ocasión, la panelista dividió su charla en dos partes; la importancia de la historia de la psiquiatría y la salud mental en el país para la salud pública y las contribuciones historiográficas de esta disciplina.
Sobre la historia de la medicina, la experta citó al historiador Rafael Huerta, quien sostiene que “aspira a convertirse en un instrumento de reflexión indispensable para comprender la propia razón de ser de las teorías y de las prácticas que hoy día, en el momento histórico concreto que nos ha tocado vivir, son aceptadas discutidas o simplemente consensuadas por la comunidad científica internacional”.
“Más allá de las diferencias entre los modelos de investigación sería un error, desde mi punto de vista, instalar un tipo de historia como legítima, se llame crítica o social, en desmedro de otras perspectivas. Más bien se debería apuntar a un trabajo integral y dinámico entre profesionales de la salud, historiadores y cientistas sociales”, declaró Araya, para finalizar la introducción de su intervención, mencionando: “La investigación del historiador o la labor historiográfica en general, realiza un aporte sustantivo en relevar el estudio del contexto social y político, que evita un error muy común, que es analizar las fuentes y los documentos del pasado con categorías del presente. Uno de los riesgos de esto último es hacernos retroceder a la idea de la historia siempre ascendente de la ciencia y de la medicina, o de o de establecer hitos fundacionales en los procesos de la salud mental o de la psiquiatría, lo que nos lleva nuevamente a la idea de hechos dogmáticos”.
En la segunda parte de su intervención, Claudia Araya expuso sobre la historiografía chilena sobre la psiquiatría y la salud mental, vinculada con los debates en torno a ellas en Chile, desde la recuperación de la democracia. Historia social de la salud mental; papel de la psiquiatría; papel del Estado y políticas públicas en salud mental fueron algunos de los tópicos que abordó la invitada para culminar su exposición.
Para continuar, Jimena Carrasco, Doctora y Magíster en Psicología Social, presentó “Bio ciudadanía las posibilidades del saber-poder en salud mental, como interface entre ciencias biomédicas y ciencias sociales”. En su ponencia, la panelista explicó el presente de los procesos de reforma de la institución psiquiátrica y planteó la necesidad de establecer puentes de inteligibilidad entre posturas antagónicas y dicotómicas de la práctica en los dispositivos de salud mental.
“Se ha investigado mucho de cómo los profesionales se sienten tensionados por lo biomédico, reduccionista, y eso refiere mucho al tema de los psicofármacos, o una mirada más compleja; más comprensiva; más social de la enfermedad mental. Pareciera ser que esto no logra encontrarse y lo que yo pretendo es brindar algunas ideas que creo necesarias para proponer puentes de inteligibilidad entre estos dos polos”, dijo.
Luego, presentó referentes teóricos como marco de una propuesta que integra miradas biologicistas con experiencias que ponen en el centro la autonomía de los usuarios en la gestión de la salud mental y la psiquiatría, en colaboración con profesionales, científicos y la comunidad en su conjunto. “En el caso de Chile tenemos investigaciones que dan cuenta efectivamente de grupos de usuarios de perspectivas de usuario, pero estas, por lo general, no abordan temas de construcción de subjetividad con base en la participación y la ciudadanía, más bien tienen que ver con problemáticas específicas individuales, a lo más familiares, pero no existe ahí una reflexión respecto de cuál es el lugar de la ciudadanía y reivindicación de derechos de las personas. Por otro lado, hay una línea de investigaciones en donde Sí se hace hincapié en la relevancia de la ciudadanía en el ejercicio de derechos de personas con problemas de salud mental o ex usuarios de sistemas de salud en Chile”, dijo para concluir.
La última presentación del panel estuvo a cargo del Dr. Carlos Madariaga Araya, académico del programa de Salud Mental de la Escuela de Salud Pública de la U. Chile, titulada: “Salud mental colectiva, claves para un paradigma emancipatorio”. En ella, abordó el escenario histórico-social de la salud que desemboca en el cuestionamiento de si existen o no, nuevos paradigmas en la dimensión sanitaria.
“La crisis de la salud pública es una situación que se da por establecida y que formó parte de los grandes temas de discusión a partir del estallido social, donde se acumularon 20 años de silencio sobre lo que estaba pasando en Chile con la salud mental y que se expresa en toda su magnitud, desplazando a otros conflictos sociales, como un problema de máxima preocupación de la sociedad chilena, donde queda puesto en evidencia el recordatorio del mandato de Alma-ata; ‘salud para todos en el año 2000’, ocurrido el año 1978, que es una deuda evidente con la humanidad”, comenzó el experto.
Posteriormente, el psiquiatra, ahondó en el movimiento de la salud colectiva en Latinoamérica, pasando por cómo se dibuja la salud mental en tiempos de crisis; cuál es la relación entre ciencia y política; cuál es la perspectiva de la salud colectiva; cómo ésta ve el proceso de salud-enfermedad-atención y los efectos prácticos de la salud colectiva.
“Si pudiéramos sintetizar, desde el punto de vista de la salud colectiva, podríamos decir que repensar la clínica y los mecanismos de recuperación de la salud, desde esta dimensión, primero implica el reconocimiento de la enfermedad como un hecho social total”, explicó el psiquiatra, quien continuó enumerando los puntos que, a su juicio, permitirían reprensar la clínica y los mecanismos de recuperación de la salud. “Para entender la salud y la enfermedad no se nos puede quedar atrás ninguno de los aspectos que están interviniendo en el existir del ser humano”, que son de orden biológico, psicológico y social.
“Entender el proceso salud-enfermedad-atención como objeto, campo y praxis de los trayectos entre la vida y la muerte; pasar de la nosología y taxonomía psiquiátrica del sufrimiento social. El retorno a la psicopatología clásica descriptiva y el fin de los checklist; fin a la producción de enfermedades mentales a la cicatrización de la vida y la salud mental colectiva puesta en una línea de diálogo e integración de saberes”, expresó el Dr. Madariaga.
Para finalizar la jornada, se dio paso a las consultas planteadas a través del chat, donde las y los participantes pudieron interactuar con el panel convocado. Así, las panelistas compartieron algunas ideas con la audiencia en torno a los desafíos de la disciplina para la práctica que integre distintas vertientes, enriqueciendo el quehacer formador y de atención.
A continuación revisa la transmisión en vivo del conversatorio