Este martes 29 de julio se realizó el Encuentro Diagnóstico de Salud Comunitaria Independencia, bajo el lema “Articulación de saberes para la construcción del conocimiento en salud comunal”. La actividad, que tuvo lugar en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, reunió a vecinos y vecinas de la comuna, organizaciones sociales, equipos de salud primaria, autoridades locales y académicas.
En el encuentro se presentaron los principales resultados del diagnóstico participativo realizado entre agosto y noviembre de 2024, liderado por el Programa de Salud Colectiva y Medicina Social de la Escuela de Salud Pública y desarrollado junto al Departamento de Salud Municipal (DESAM) de Independencia. Este proceso dio origen al nuevo Plan de Salud Comunal 2025-2028, que recoge las propuestas surgidas desde la comunidad.
La actividad comenzó con palabras de bienvenida de la profesora Soledad Burgos, quien destacó la relevancia de este encuentro como un hito en la vinculación territorial de la Escuela: “Me siento muy emocionada porque por fin pudimos conectar nuestras capacidades, lo que sabemos hacer desde la academia y lo que sabe hacer el equipo de salud en el territorio”.
“Es la primera vez que logramos una colaboración real entre la Escuela de Salud Pública y el equipo de salud de Independencia, a pesar de ser vecinos desde hace años. Fue un proceso muy emotivo, con mucho afecto y compromiso con la comuna”, señaló la académica Soledad Burgos, coordinadora del proyecto y parte del equipo organizador.
En su intervención, la directora de la Escuela de Salud Pública, Dra. Lorena Rodríguez Osiac, valoró especialmente el enfoque comunitario del estudio: “Para nuestra comunidad es muy importante la relación con el territorio donde vivimos. Esta colaboración debería perdurar más allá de cambios de autoridades o equipos, porque la comunidad sigue siendo parte, y nosotros somos parte de ella también”.
Rodríguez enfatizó el rol transformador de la organización vecinal: “A veces creemos que tenemos que armar todas las respuestas desde la institucionalidad, pero quienes viven los problemas son quienes más saben cómo enfrentarlos. La comunidad no espera que el sistema le entregue todas las respuestas; se organiza y agencia soluciones”.
Desde el municipio, Claudia Rosas, directora del Departamento de Salud de Independencia, subrayó el impacto del proceso en los equipos municipales: “Este diagnóstico nos hizo cuestionarnos cómo nos ven, cómo atendemos, qué prácticas usamos. No es fácil, pero es necesario para mejorar. La salud se construye desde el territorio, y eso solo es posible escuchando a la comunidad”.
Rosas también agradeció a las vecinas y vecinos que participaron: “Nos contaron sus historias, nos abrieron sus puertas. Eso fue clave para construir un Plan de Salud 2025-2028 que refleje sus necesidades reales y sus propuestas para avanzar hacia una salud más equitativa y cercana”.
Diagnóstico con enfoque territorial, derechos y participación
El equipo académico que lideró el diagnóstico estuvo conformado por Soledad Burgos, Leonor Benítez, Andrea Álvarez, Sebastián Medina y Fanny Berlagoscky, quienes condujeron un proceso cualitativo, territorial y participativo que involucró a más de 14 grupos comunitarios y más de 70 actores locales.
Durante la jornada, la profesora Soledad Burgos retomó la palabra para compartir el recorrido metodológico y ético del proceso diagnóstico. Explicó que el estudio fue diseñado de manera colaborativa, a partir de múltiples encuentros entre el equipo académico y el Departamento de Salud Municipal. “Muchas veces estos diagnósticos se encargan a consultoras externas. En este caso fue distinto: el equipo de salud quiso ser parte, involucrarse activamente en todas las etapas del proceso. Eso fue muy significativo para nosotras”, subrayó.
El diagnóstico se propuso relevar tanto procesos adversos como protectores que afectan la salud comunitaria, siempre desde las experiencias cotidianas de los habitantes de Independencia. “Fue importante recuperar vivencias, no solo indicadores. Entender cómo se experimenta el acceso, el trato, la organización comunitaria. A veces las dificultades en salud tienen raíces históricas y estructurales que hay que reconocer para transformarlas”, agregó Burgos.
Uno de los focos principales del estudio fue explorar cómo las personas interactúan con el sistema de salud desde sus trayectorias de vida, abordando temáticas como el trato recibido, las barreras de acceso y la capacidad de resolución de la atención primaria. “También nos interesaba la organización social. Reconocemos ahí un poder popular que cuida, que protege. Eso también es salud”, afirmó.
La académica destacó que se utilizaron técnicas participativas que permitieron ir más allá del simple levantamiento de datos. “Quisimos profundizar, comprender los significados detrás de conceptos como maltrato, por ejemplo. Qué es, cómo se vive. Para eso fue clave el trabajo con antropólogas del equipo, que ayudaron a capturar dimensiones invisibilizadas por los métodos convencionales”, sostuvo.
Luego, la encargada de presentar los resultados del análisis cualitativo fue la antropóloga Leonor Benítez, también vecina de la comuna. En su exposición, dio cuenta de los principales procesos estructurales que afectan la salud y bienestar de la comunidad. “Detectamos barreras de movilidad urbana para personas mayores o con discapacidad, colapso de servicios públicos, saturación urbana por edificaciones verticales, y cambios poblacionales que traen nuevos desafíos sociales y sanitarios”, explicó.
Benítez también abordó fenómenos sociales más invisibles, pero profundos, como el aislamiento, la inseguridad y la segmentación social. “Muchos vecinos dicen no enterarse de fallecimientos o eventos adversos que ocurren en su comunidad. Eso refleja una pérdida de vínculos, especialmente en personas mayores, migrantes y mujeres cuidadoras”, señaló.
La presentación incluyó un análisis por grupos sociales. En el caso de las mujeres, destacó el desgaste que implica la carga de cuidado no compartida. “Escuchamos testimonios como: ‘mi vida, mi salud, siempre la dejé de lado para preocuparme de los demás’. Ese ‘cuidarse a medias’ es una realidad extendida que debe ser abordada por los equipos de salud”, advirtió.
Sobre la adolescencia, el diagnóstico mostró situaciones de discriminación en el entorno escolar y falta de espacios de expresión, lo que impacta directamente en su salud mental. Al mismo tiempo, se identificaron procesos protectores en personas mayores, como redes barriales de apoyo y acompañamiento cotidiano, que deben ser visibilizadas y fortalecidas.
Entre las propuestas levantadas por la comunidad, destacan: mejorar la infraestructura de salud con criterios de inclusión, descentralizar servicios mediante operativos móviles, ampliar la educación en salud mental, e impulsar actividades deportivas barriales como herramientas de bienestar. También se planteó crear “escuelas para personas que cuidan” y fortalecer la conexión entre establecimientos educativos y organizaciones territoriales.
Un compromiso que continúa de manos del municipio
Por su parte Mauricio Araya, director técnico del DESAM Independencia, presentó los ejes estratégicos del nuevo plan comunal. Explicó que, tras un ciclo 2021-2024 afectado por la pandemia, se requería un nuevo enfoque. “Queríamos dejar de hacer ‘lo mismo de siempre’. Por eso optamos por un diagnóstico real, territorial, que nos permitiera diseñar un plan desde la participación social y la equidad”.
“La simbiosis con la Escuela de Salud Pública fue perfecta. No queríamos contratar a alguien externo, queríamos ser parte del proceso, aprender, fortalecernos como equipo. Y eso fue posible gracias a esta colaboración”, añadió Araya.
El plan proyecta acciones en salud mental, gobernanza local, cohesión social y mejoramiento de servicios con enfoque comunitario. En particular se mencionó la implementación de cuatro “postas urbanas” como un dispositivo nuevo a integrarse a los barrios. También incorpora tecnologías de información para optimizar la gestión sanitaria.
El encuentro cerró con un llamado a mantener activa la participación comunitaria, monitorear el cumplimiento del plan y generar nuevas instancias de conversación. Los vecinos asistentes tocaron varios temas importantes sobre los cuales continuar trabajando como es el sostener la centralidad y mejora en la atención de personas mayores y lograr una mejor comunicación con los CDL. También atender los problemas en la red de salud, en cuanto a acceso a especialidades y afrontar la situación de insalubridad en el Hospital San José.
“Hay que seguir discutiendo esto. No dejarlo en el olvido. Generar espacios de diálogo, no solo en la Escuela, sino también en las poblaciones”, expresó Soledad Burgos al cierre, reafirmando el compromiso de la Escuela de Salud Pública con su entorno.
