Proyecto ESP indaga en aspectos socioculturales implicados en la adherencia a tratamiento antirretroviral para el VIH/Sida

Proyecto ESP indaga en tratamiento antirretroviral para el VIH/Sida

Si bien la mortalidad asociada a la infección por VIH ha disminuido significativamente producto del acceso universal a la terapia antirretroviral (TARV), uno de los principales problemas es la mala adherencia al tratamiento por razones desconocidas, que esta investigación pretende identificar.

Los académicos de la Escuela de Salud Pública, Valeria Stuardo, investigadora principal; José Manuel Manríquez, investigador alterno y Valentina Fajreldin, coinvestigadora y asesora metodológica, están trabajando en el proyecto “Aspectos socioculturales implicados en la adherencia a tratamiento antirretroviral (TARV) para el VIH/Sida: Desarrollo de indicadores cualitativos para nuevos modelos de intervención”, que concluirá a fines de 2014 y cuenta con el patrocinio de UNESCO.

“¿Por qué en Chile entre un 30 y 40% de los pacientes que tiene indicado el tratamiento tiene una mala adherencia global a la Terapia Antirretroviral (TARV)? La teoría nos dice que el fenómeno se asocia a indicadores cualitativos, o sea a determinantes culturales y sociológicos. Hay elementos relacionados a la esfera individual, sociocultural y del sistema de salud. Muchos de los pacientes tienen dificultades de acceso, no entienden adecuadamente las instrucciones del equipo de salud o hay una mala relación con ellos. Muchos de esos elementos los recogemos en este proyecto”, señala el doctor José Manuel Manríquez.

Según el académico, para esta investigación se realizó un trabajo en terreno en 7 centros de salud; de ellos 3 corresponden a hospitales regionales como Carlos Van Buren de Valparaíso, Dr. Hernán Henríquez Aravena de Temuco y Dr. Juan Noé de Arica. “Estos establecimientos cubren gran parte de la población que vive con VIH y existen características de cada zona que hacen interesante el estudio. En total, incluyendo la Región Metropolitana, se realizaron casi 60 entrevistas”, indica.

Y hace un alcance al recordar que “la terapia antirretroviral de alta eficacia, que apareció en Inglaterra en 1996 y a fines de los ’90 en Chile, requería el uso de, al menos, tres medicamentos diarios. Al respecto, no hay evidencias de que el uso de menos medicamentos tenga una eficacia en la sobrevida ni en las complicaciones propias del Sida en las personas”, señala Manríquez.

Agrega que “a principios de la década del 2000 en Chile todavía no existía terapia a disposición de todos y muchos morían producto de complicaciones asociadas al VIH. Luego, a partir de 2005, ésta fue considerada una enfermedad en las Garantías Explícitas en Salud (GES). Por tanto, la gente que requiere tratamiento ya tiene acceso a la terapia y existe una inversión estatal constante de medicamentos, que tiene un alto impacto en la calidad y sobrevida de las personas que viven con VIH. De hecho se piensa que una persona que cuenta con un buen tratamiento, iniciado precozmente, se puede mantener perfectamente como una persona sin infección”.

El docente afirma que el problema es que “el tratamiento es más barato que antes, pero sigue siendo caro, entonces gran parte de los recursos que se usan para el VIH es para compra de medicamentos (sobre el 90%). El porcentaje que queda para prevención, promoción y para temas más sociales, es muy poco”, enfatiza.

Acerca del trabajo de campo, explica que “con Valeria Stuardo nos dimos cuenta de que podíamos seguir trabajando en la prevención, la cual desde el punto de vista sanitario es prioritaria, pero teníamos que plantear un tema fundamental de salud pública: cómo se está haciendo uso del gasto y qué está pasando con la gente que está en tratamiento. Hoy, a pesar de la existencia de cobertura, todavía hay pacientes que mueren y tienen complicaciones asociadas al Sida, producto de que no se toman bien los medicamentos y eso genera resistencia a los antirretrovirales. Eso tenemos que enfrentarlo”.

Publicado 20/06/2014

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