La XVI Conferencia Mundial sobre Tabaco o Salud que se realizó desde el 17 al 21 de marzo en Abu Dhabi, Emiratos Árabes Unidos, fue una oportunidad para que profesionales, académicos y representantes de la sociedad civil actualizaran conocimientos e intercambiaran experiencias sobre la epidemia de tabaquismo en el mundo.
En este contexto, fue invitada a participar la académica María Teresa Valenzuela en dos instancias: presentando un póster sobre el “Proceso político de la nueva ley de tabaco y la política de alianzas entre las instituciones oficiales y la sociedad civil”; y para exponer en un simposio sobre las iniciativas a nivel mundial para prohibir el mentol y otros aditivos en los productos de tabaco.
Sobre este último punto, la académica explica que, a pesar de la múltiple y actualizada evidencia del daño que causa el mentol en los cigarrillos (aumenta la adicción, suaviza el sabor y hace que las personas inhalen humo de cigarrillos con más frecuencia), la Contraloría General de la República rechazó en tres oportunidades el decreto del Ministerio de Salud (Minsal) que prohibía el mentol y otros aditivos, entrabando así la aplicación de un aspecto esencial de la nueva ley de 2013. “Es decir, tenemos una traba que tiene dos vías para resolverse: cambiar la política al interior de la Contraloría o cambiar la ley actual que entrega en forma condicional al Minsal la atribución de prohibir aditivos (‘podrá prohibir’). El nuevo proyecto de ley de reforma a la ley de tabaco –que se discute en el Senado- propone que diga: ‘El Ministerio de Salud prohibirá’, en forma mandatoria, los aditivos en los productos de tabaco”.
La académica afirma que: “Hasta ahora en ninguna parte del mundo se ha logrado prohibir el mentol. En Canadá y Brasil se prohibieron los saborizantes, excepto el mentol. Solo a partir de 2016 la Unión Europea podrá establecer esta medida. “Ha sido muy difícil, porque las tabacaleras saben que usando mentol aumenta el consumo, especialmente entre mujeres y jóvenes”.
-¿Chile dónde debería poner el foco para la prevención y disminución del consumo de tabaco?
-El foco debe ser evitar el inicio del consumo en los jóvenes a través de campañas comunicacionales que refuercen las políticas antitabaco; aumentar el tamaño de la advertencia en las cajetillas de cigarrillos, que ocupen al menos el 80% de ambas caras; generar cajetillas genéricas sin logotipo especial de cada marca, sino el nombre con una única tipografía sin distinguir ni incluir atractivo; prohibir los aditivos e incluir tratamientos de cesación, que hoy no existen. Con estas medidas podríamos decir que cumplimos el Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organización Mundial de la Salud vigente desde hace 10 años y que hoy está ratificado por 180 países, entre ellos Chile, y que nos compromete a tomar medidas como éstas”.
Enfatiza que “en Chile hacen falta tratamientos para dejar de fumar, porque no hay oferta pública en ninguna parte, salvo una o dos experiencias en hospitales puntuales, pero en el sistema de salud público no existen. Y esto es casi antiético, porque somos un país con 6 millones de fumadores que no ofrece un “salvavidas” para dejar de fumar. No todos pueden dejar de fumar por voluntad propia y no todos necesitan usar medicamentos para hacerlo”.
En el marco de la conferencia se presentó el Atlas del Tabaco 2015, elaborado por la Sociedad Americana del Cáncer y la Fundación Mundial del Pulmón, que muestra, entre otros, el mapa espacial del consumo de tabaco según cada país. En Chile mueren, cada año, 10.800 personas por consumo de tabaco; 13% hombres y 9% mujeres. Asimismo, el 32,1% de los hombres y el 26,3% las mujeres adultos fuma diariamente en Chile.
En el mundo mueren anualmente 6 millones de personas por enfermedades causadas por el consumo de tabaco; en nuestro país, 46 personas cada día. El tabaquismo además de causar mortalidad, contribuye a una enorme carga de enfermedades.
Sandra Vargas Bravo
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