En el último año hemos sido testigos de un preocupante aumento en los siniestros viales relacionados con la conducción distraída. Según los datos recientes entregados por Carabineros, los siniestros por esta causa han incrementado 6%, pasando de 18.981 incidentes en 2023 a 20.121 en 2024, solo en el período de enero a julio. Este incremento no solo representa una cifra, sino una realidad alarmante que afecta la seguridad vial en nuestras calles y carreteras cada día.
El hecho de que cada vez más conductores se distraigan al manejar se ha convertido en una crisis de seguridad pública que debemos abordar con urgencia. Este fenómeno, conocido como conducción distraída, engloba acciones tan comunes y peligrosas como manipular el celular, enviar audios, hacer transmisiones en vivo o tomarse fotos al volante, conductas todas altamente mortales y hoy prohibidas por la ley No Chat.
El impacto de esta tendencia no se limita solo a la cantidad de siniestros, sino que también se refleja en el aumento de lesionados en el mismo período. En 2024, se registraron 9.244 personas lesionadas, 2,43% más que el año anterior por conducir distraído. Estas cifras representan miles de vidas y familias que enfrentan consecuencias tremendas cada año, y un sistema de salud que debe lidiar con una carga asistencial cada vez mayor debido a la violencia vial.
A pesar de contar con el marco normativo y campañas de concientización, parece que el mensaje no está llegando con la fuerza necesaria. Entonces, ¿qué hacemos ante este problema gigante?
La comodidad y la inmediatez de la tecnología están llevando a las personas a una encrucijada peligrosa y altamente mortal. Es imperativo redoblar los esfuerzos para educar a los conductores sobre los riesgos que ocasiona la distracción al volante y, junto con ello, aumentar la fiscalización.
Tan solo unos segundos de distracción pueden cambiar el destino de cientos y miles de vidas en las vías. Urge avanzar en lo que realmente importa: evitar las muertes y los lesionados en el tránsito que cada año nuestro país debe lamentar.