Proyecto Fondecyt indaga en vigilancia bioconductual del VIH en poblaciones ocultas de difícil acceso

Proyecto Fondecyt indaga en vigilancia bioconductual del VIH

Trabajadoras sexuales y hombres homo-bisexuales serán los sujetos de estudio del proyecto Fondecyt “VIBIMOS-VIHChile: Vigilancia Bioconductual y Monitorización Social del VIH en Chile”, cuya investigadora principal es la doctora Valeria Stuardo.

El estudio tiene como objetivo general identificar la prevalencia de VIH en las poblaciones mencionadas, así como los factores relacionados a la trasmisión del virus en la Región Metropolitana. Se trata de un estudio transversal con componente descriptivo y analítico que tendrá 3 años de duración, que fue adjudicado en noviembre de 2014 y que utilizará diferentes metodologías para acceder a las poblaciones ocultas.

La académica sostiene que “los fundamentos para investigar al respecto son varios, sobre todo porque nuestro país aún está al debe en esta materia. Al menos la mitad de las trabajadoras sexuales son mujeres extranjeras que no tienen acceso a servicios de salud, a informarse sobre salud sexual y reproductiva ni a beneficios sociales. Desde esa perspectiva, describir el trabajo sexual es un tremendo aporte, sobre todo para desestigmatizar muchos aspectos de la actividad sexual. Asimismo, permite conocer cuáles son los riesgos a los que están expuestos mujeres y hombres homo-bisexuales”.

Además, asegura, que otro punto importante es “el trabajo mancomunado con las organizaciones sociales de base, como las fundaciones Margen, Savia y Red OSS, que son nuestro vínculo directo con el terreno y han colaborado en el proyecto en toda su trayectoria, desde la formulación hasta ahora que estamos a punto de empezar el trabajo de campo. El trabajo con la comunidad es una responsabilidad universitaria, que aporta a la investigación y las organizaciones lo valoran. Es un enriquecimiento mutuo”, afirma.

Asimismo señala que, en términos de políticas públicas, se busca conocer la prevalencia de la infección por VIH en poblaciones específicas, “que es un dato que no existe en Chile o, por lo menos, no existe una sistematización de información de calidad, con metodologías rigurosas. Este proyecto sentará la línea base de la vigilancia de segunda generación que, básicamente, es el abordaje de esos otros factores involucrados en el aumento de la incidencia de este tipo de enfermedades que no pueden ser captados por la vigilancia de casos tradicional”, explica Valeria Stuardo. Al respecto indica que “estamos muy atrasados comparándonos con Latinoamérica y para qué hablar de los países europeos”.

Según la académica, el estudio permitirá también un acercamiento a la prevalencia de otras enfermedades de transmisión sexual como sífilis, herpes, gonorrea, etc., “lo cual permitirá generar hipótesis para nuevos estudios y perspectivas. Esto se relaciona con los objetivos sanitarios de la década, ya que el objetivo número 1 busca reducir la carga sanitaria de las enfermedades transmisibles y contribuir a disminuir su impacto social y económico”.

Este proyecto es un trabajo colaborativo a nivel nacional e internacional. “Teníamos la intención de postular a un Fondecyt relacionado con vigilancia de segunda generación del VIH. La idea se gestó hace un año y medio atrás, como consideramos que el proyecto requería una preparación exhaustiva pedimos fondos de la ESP y logramos una buena formulación del proyecto, colaborativo, junto a otras instituciones: tenemos partners en otros países como el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña (CEEISCAT), que es un centro de excelencia en investigación y realiza vigilancia de este tipo desde hace 10 años, ellos son nuestra contraparte técnica”, afirma.

¿Por qué este tema? La docente explica que: “La vigilancia de segunda generación de VIH e infecciones de transmisión sexual releva la importancia de considerar otros factores en las dinámicas de transmisión de enfermedades y no solamente factores relacionados con el riesgo. Acá también influyen factores sociodemográficos, clínicos, epidemiológicos, etc. En Chile sigue siendo un problema la vigilancia del VIH y las ITS, porque la vigilancia de VIH de primera generación se realiza de manera pasiva; simplemente realiza la notificación de casos y la vigilancia de segunda generación es más activa, por ejemplo, a través de los estudios bioconductuales en grupos específicos de poblaciones ocultas que están más expuestas a la infección. En este país son las mujeres trabajadoras sexuales y los hombres homo-bisexuales”.

¿En qué consiste? “Primero se accede a ellos, se realizan encuestas bioconductuales y se determina la prevalencia a la infección por VIH. En población general, la prevalencia de VIH en Chile es de 0,4-0,6% y en población homo-bisexual puede llegar, según estudios que se han hecho en Latinoamérica, a un 20% y esto tiene que ver con una serie de riesgos y factores. Según estudios latinoamericanos en mujeres trabajadoras sexuales, la cifra fluctúa entre el 0,7 y el 5%. Es mucho más bajo, en relación a los hombres homo-bisexuales, porque las trabajadoras sexuales tienen otros conceptos de autocuidado”.

Agrega que “utilizaremos metodologías como el Time Location Sampling (TLS), que antes de hacer trabajo de campo y aplicar encuestas, determina el lugar en donde las mujeres se reúnen para trabajar. Realizamos un mapeo exhaustivo en la Región Metropolitana en clubes nocturnos, calles, carreteras, casas de tolerancia, quintas de recreo, etc. De ese marco muestral sacamos una muestra específica”.

El trabajo de campo comienza el 6 de julio y antes de ir a terreno se realizó un trabajo previo bastante arduo. “Este año trabajamos con el grupo de mujeres trabajadoras sexuales, el próximo con el de hombres homo-bisexuales y el tercer año será de análisis y publicaciones”, afirma.

El proyecto está integrado por los doctores Valeria Stuardo, investigadora principal; José Manuel Manríquez, coordinador del proyecto; Julieta Belmar, tesista doctoral en la Universidad Autónoma de Barcelona; y las estudiantes del magíster en Salud Pública de la ESP Daniela Fernández y Bielka Carvajal. La contraparte técnica desde España está a cargo de los doctores Cintha Folch y Jordi Casabona, ambos del Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña.

Sandra Vargas Bravo

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