El dengue es la arbovirosis humana más importante en el mundo y el único reservorio es el hombre. En las Américas el dengue se ha agravado considerablemente durante los últimos años con un incremento en el número de casos y de países afectados, así como una mayor frecuencia de las formas graves del dengue hemorrágico (1). Según la Organización Panamericana de Salud (OPS), en lo que va del año 2024, ha habido un aumento de 235% respecto del 2023 a la misma fecha y de 418% respecto al promedio de casos de los últimos cinco años en el continente. A nivel de países, Argentina, Brasil y Paraguay fueron los que reportaron un mayor incremento en el mismo período (454%), seguido de Colombia, Perú y Bolivia (200%) (2).
El dengue es una enfermedad viral de la cual existen cuatro serotipos (DENV-1, DENV-2, DENV-3 y DENV-4). Es transmitida principalmente por la picadura de la hembra del mosquito Aedes aegypti, que al alimentarse de sangre de una persona con dengue y al picar a otras, transmite la enfermedad a personas de todas las edades. El mosquito Aedes Aegypti es una especie adaptada a los domicilios de zonas urbanas y tiene una actividad vectorial eficiente gracias a sus características de comportamiento y habilidades de supervivencia, las cuales incluyen el uso de recipientes artificiales para la oviposición, la resistencia de sus huevos a la desecación durante épocas de sequía y la capacidad hematofágica de las hembras para alimentarse en múltiples ocasiones (3). El dengue tiene un comportamiento estacionario, es decir, en el hemisferio Sur la mayoría de los casos ocurren durante la primera mitad del año, en cambio, en el hemisferio Norte, los casos ocurren mayormente en la segunda mitad. Este patrón de comportamiento corresponde a los meses más cálidos y lluviosos (2).
El 80% de los casos son asintomáticos, mientras que otras veces cursan con un cuadro febril agudo que puede ser desde leve a incapacitante, acompañado de dolor intenso de cabeza, dolor detrás de los ojos (retro ocular), dolor en músculos y articulaciones, y exantema. Este cuadro tiene tres fases, febril (1-3 días), crítica (3-6 días) y recuperación (desde los 6 días en adelante). En la fase crítica puede presentarse shock, distrés respiratorio y shock hipovolémico. Al ser un virus, no tiene un tratamiento específico y el único tratamiento recomendado es el paracetamol en eventos leves y moderados. No se recomienda el uso de ibuprofeno ni otros antiinflamatorios no esteroidales por el riesgo de sangrado.
El año 1961, en Chile, se certificó la eliminación del Aedes aegypti. Esta eliminación, fue fruto de la campaña de erradicación del vector de la malaria en el norte del país. Sin embargo, en el año 2000, sorpresivamente, se detectó la presencia del mosquito en Rapa Nui, ocurriendo el primer brote en el año 2002. En Chile continental, en el 2016, se identificó en Arica, y en el 2023 fue detectado en Arica, Iquique y Los Andes, gracias a la vigilancia activa del mosquito en nuestro país (4). Su aparición generó que el Ministerio de Salud (MINSAL) decretara alerta sanitaria desde Arica hasta la Región Metropolitana, no reportándose hasta la fecha casos autóctonos. Por el contrario, en Rapa Nui, en la semana epidemiológica 32 se reportaron 157 casos autóctonos. En relación a los casos importados, estos aumentaron de cuatro en el 2021, a 274 casos en lo que va del 2024 (5).
Para que exista un brote autóctono en el territorio, se requiere la presencia del vector y la circulación de personas infectadas con el virus, además de las condiciones climáticas favorables que permitan su reproducción. En este sentido, dado que se ha confirmado la existencia del vector y que los viajes internacionales desde Chile a países de alto riesgo y viceversa han ido en aumento, existe un riesgo latente de brote, más aún en los meses donde la temperatura semanal alcanza 17° o más en promedio.
Por lo descrito, es importante implementar estrategias de control y prevención, intensificar la vigilancia entomológica y epidemiológica y realizar una adecuada comunicación de riesgo a la población respecto a la situación actual, el mosquito, la enfermedad y cómo prevenir.
A continuación, compartimos las medidas más relevantes para evitar la propagación del mosquito Aedes, según las directrices de la OPS.
Diego Fidelli 1 , Sebastián Herrera 1 , Bárbara Oyarce 1 y Olivia Horna-Campos 2
1.Residentes del Programa de Formación de Especialistas en Salud Pública
2.Académica de Epidemiología, Escuela de Salud Pública.
Referencias
- Ministerio de Salud. Instituto de Salud Pública de Chile. Vigilancia Epidemiológica del Dengue en Chile (2010). Obtenido de ISPCH: https://www.ispch.cl/sites/default/files/normativa_biomedico/Circular%20B51%2026.pdf
- Organización Panamericana de la Salud (OPS). Informe de la Situación Epidemiológica del Dengue en las Américas. (2024). Obtenido de PAHO: https://www.paho.org/es/documentos/informe-situacion-no-31-situacion-epidemiologica-dengue-americas-semana-epidemiologica
- Niño, L., Morales, J.A., Castro-Salas, M., & Alcalá, L. Análisis espacial de un índice pupal de Aedes aegypti: una configuración del riesgo de transmisión de arbovirosis. Investigaciones Geográficas, 2020;(74), 183-195. https://doi.org/10.14198/INGEO2020.NMCA
- Saint-Pierre Contreras, G. Dengue en Chile: ¿Qué debemos saber ahora que Aedes aegypti habita en un amplio territorio de Chile continental? Revista Chilena de Infectología, 2024;41(3), 385-394.
- Ministerio de Salud. Boletín Epidemiológico Arbovirus (Dengue zika, Chikungunya y Fiebre Amarilla) y Malaria. 2024.